viernes, 21 de marzo de 2014

Esgrima de Corva I: El Corvo

Esgrima de corva I: el Corvo

El corvo es un arma blanca tradicional chilena, de carácter ofensivo, apta para la lucha cuerpo a cuerpo y de uso como herramienta.

Descripción

Hoja: presenta forma curva, la que le da su denominación, fabricada en acero procedente de hoces, discos de arado, limas, etc. Ya que muchas veces el corvo era producido en casa. El acero es oxidable siempre con un contenido de carbono relativamente alto, ya que puede afilarse mucho más que la aleación inoxidable, por lo que debe protegerse con aceite mineral. La hoja termina en punta, la que puede estar entre 10-90º medidos tomando como referencia el eje longitudinal del arma. La hoja es introtorsa, es decir el filo principal es el interno, pudiendo no estar presente uno externo, este último puede ocupar una proporción variable del dorso.

Mango: posee una cazoleta en el extremo más cercano a la hoja de forma ovalada a rectangular, fabricada en acero o bronce. Esta cazoleta protege los dedos contra el arma enemiga. La parte central del mango a veces presenta bordes poligonales para mejorar el agarre; está hecho de madera, metal, cuerno, asta, hueso, lapislázuli, cuero, etc. Puede estar dispuesta de dos maneras: como placas fijadas con remaches a los laterales de la hoja o como rodajas de material ensartadas en la espiga de la hoja y remachadas al final. El extremo del mango (pomo) tiene forma rectangular u ovalada y tiene como función librar la muñeca si es apresada por el enemigo. Existen corvos con pomos de bronce u otro material hechos para dar golpes de revés. También se puede encontrar un agujero en el mango o pomo por donde se pasa una lienza, la cual se ata a la muñeca para afianzar el arma y evitar que esta se pierda.
Por lo general el Corvo es de fabricación artesanal, pudiendo ser forjado por un maestro artesano o por su propio usuario. El Corvo puede ser fabricado con materiales de oportunidad, en cuyo caso es posible determinar la zona geográfica de éste y la de su forjador, examinando sobre todo la empuñadura.
Por el empleo del material de los mangos se puede identificar el lugar de procedencia del Corvo; así, en los mangos de los Corvos de la zona sur se encontrará la rodaja de suela, madera, asta, y no de metal o lapizlázuli que corresponden a los Corvos de la zona norte. También se verán en los pomos y en el retén o tope materiales de reciclaje, bronce en la mayoría de los casos, extraídos de piezas de poleas o maquinaria de barcos, mientras que en los modelos militares la empuñadura es de plástico duro.

Historia

El corvo es un arma que aparece recurrentemente en la literatura, temas de folclore y episodios históricos de Chile. La primera referencia escrita al corvo aparece en La Araucana, poema épico de Alonso de Ercilla y Zúñiga (1569), donde es descrito como cuchillo de utilidad. Se los llamaba "corvillos" en Europa, siendo utilizados desde hacía muchos años por españoles, franceses e ingleses, según el poema. De acuerdo a lo anterior, el corvo llegó a Chile con los españoles, exmilitares de los Tercios de Carlos V, que habían combatido en las batallas de Flandes y Pavía, según cuenta Francisco Antonio Encina en su Historia de Chile.
 El origen del corvo debe buscarse en un cuchillo muy similar, aunque más pequeño y liviano, conocido en la península ibérica (País Vasco, Extremadura, Andalucía y Castilla y León) como cuchillo de marras, usado en las vendimias como herramienta agrícola. Sin embargo, sólo en Chile desarrolla un tamaño y peso que lo vuelven poco útil para algunas faenas. Dada la economía basada en la ganadería en el Chile colonial, evolucionó su uso y su masificación por el «roto» (trabajador ganadero chileno) quien además lo usaba como arma de defensa. No obstante, no se encuentran rastros de esta arma como tal en otros lugares de América.
Uno de los primeros registros sobre el corvo data de 1634, cuando se hizo una prohibición para que ningún indio, negro, mestizo y plebe o vulgo en general usara un cuchillo alfanje o catán de forma curvada usado por los indígenas durante el gobierno de Jáuregui. En Chile, el corvo ya era conocido en las pampas y en las zonas agrícolas antes de la Guerra por la Independencia (1810), cuando era usado para cortar cueros, ramas y sogas, y también para escarbar la tierra en busca de vetas de salitre y minerales. También existen múltiples referencias a su uso como arma en duelos y grescas durante la Colonia y, posteriormente, durante la República, según Oreste Plath en su ensayo El lenguaje de los cuchillos. Además, es muy mentado en los cuentos de las zonas rurales, en especial en aquellos de bandidos, cuatreros y rotos en general.
El Corvo aparece por primera vez como cuchillo de combate el 8 de julio de 1821, dentro del contexto de las guerras civiles argentinas. Las tropas del general chileno José Miguel Carrera se enfrentan en inferioridad numérica y sin municiones a las tropas del coronel Bruno Morón en la batalla del Rio Cuarto. La batalla se desarrolla en casi su totalidad con armas blancas, y las milicias irregulares de chilenos salen victoriosas, pasando por el Corvo hasta el mismísimo coronel Morón. El corvo aparece después en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), donde fue llevado al frente de forma irregular sin formar parte de las armas reglamentarias, como lo demuestran sus diferentes formas, materiales y tamaños y la no inclusión en los uniformes oficiales. Los campesinos reclutados lo llevaron como cuchillo de utilidad y de autodefensa, encontrándose aún reliquias en museos, hogares, en la pampa chilena y en la sierra peruana. Su valor como arma militar quedó afianzado en las campañas terrestres de la Guerra del Pacífico (1879-1884), en particular en el Asalto y toma del Morro de Arica el 7 de junio de 1880. Francisco A. Machuca, en Las cuatro campañas de la Guerra del Pacífico (1928), narra:

Las tropas montadas labran con él estacas para atar el ganado. Los infantes cortan fajina para sus chozas y leña para el rancho; con él se abren las latas de conserva, se desuella un cordero, y en los entreveros, presta inapreciables servicios como arma corta y silenciosa. Nuestro soldado no va con equipo completo si carece de él. Su uso —sugería— debiera ser reglamentario y obligatorio.” (Las cuatro campañas de la Guerra del Pacífico, vol. 2, p. 32).
El corvo fue incluido como parte del armamento de la Infantería del Ejército de Chile en 1963. En 1974, esta arma fue estudiada por el Ejército de Chile, como parte de los preparativos ante la posibilidad de guerra con Argentina por el entonces teniente Carlos Azagra por encargo del capitán José A. Quinteros, quien desarrolló un sistema de combate especialmente para esta arma. Con este propósito, entrevistó a los principales corveros de Chile, muchos de ellos cumpliendo condena en cárceles, incluso uno que había ultimado a 7 personas con esta arma en una riña, con el propósito de entender el uso popular como arma de combate cuerpo a cuerpo y diseñar el arma institucional, seleccionando un modelo capaz de cortar limpiamente un grueso clavo de acero, según se cuenta popularmente. 
Chile llevó a la frontera con Argentina, por primera vez oficialmente, su corvo, fabricado por FAMAE (Fábrica y Maestranzas del Ejército) en 1978. Tras la salida del general Augusto Pinochet durante el retorno a la democracia en Chile, en un hecho político sin precedente, el Brigadier José Zara le ofrece al General Pinochet disponer de sus "corvos acerados", frase que tuvo honda repercusión. Hoy, en el Ejército de Chile, el empleo del corvo se mantiene en forma de instrucción básica de combate para la rama de Infantería y en las escuelas de Fuerzas Especiales, o Comandos, de las tres ramas de las fuerzas armadas. También se mantiene para uso conmemorativo y desfiles, pese a que en el 2000 su fabricación por FAMAE se ha detenido tras 29 años.

Tipos de corvos

En la actualidad, el corvo chileno ofrece distintas variedades y ángulos rediseñados de su hoja: el curvo, el atacameño, el pavonado, el cromado, etc. Algunas surgieron del perfeccionamiento de armas que se realizó durante los años setenta, cuando debieron ser producidas masivamente ante la inminencia de dos intentos de agresión de parte de países vecinos. La forma de la hoja es lo que define al corvo y le confiere su carácter particular. Su filo interior lo distingue claramente de las armas de origen asiático, ya que éstas poseen el filo en su cara externa, al igual que ciertas imitaciones extranjeras. Los corvos chilenos miden hasta unos 30 cm. de longitud, correspondiendo unos 12 al mango y 18 a la hoja (más unos 4 cm. que corresponden a la curvatura) y tienen unos 4-5 cm. de ancho y 4 mm de grosor.
·       El Corvo Atacameño o Pico de Cóndor.  (Zona Norte)  Este Corvo es el usado por los calicheros y mineros del norte, su hoja es más alargada y su curvatura es menos pronunciada. Se caracteriza por un triángulo de bronce o acero antes de la hoja que la separa del mango y posee un solo filo, por el lado interno de la hoja. Este modelo de Corvo es el que ganó la guerra del Pacífico, especialmente de la mano de los batallones Atacama y Coquimbo, compuestos de mineros y pirquineros que hicieron de su herramienta de trabajo un temible cuchillo de combate.

·       El Corvo Uña de León o Garra de Puma. (Zona Norte)  Este es un Corvo un poco más robusto, con una curvatura muy gruesa y pronunciada. A diferencia del Corvo Atacameño, que posee un característico triángulo de bronce o acero antes de la hoja, el Uña de León tiene un grueso cono de bronce o acero con terminaciones redondeadas. Una característica principal de los Corvos de la zona norte de Chile, son las abundantes terminaciones e incrustaciones en bronce, cobre, latón y lapizlázuli; en los mangos, pomos y topes, inclusive, en la hoja, con forma de pequeños círculos.
·       El Corvo Pico de Choroy o Pico de Loro. (Zona Sur) Es el más grande y robusto de los Corvos chilenos. Su mayor característica es su robustez y peso que lo hacen útil incluso para partir madera. Su hoja es muy ancha, y a diferencia de los demás Corvos éste tiene doble filo, siendo lo más notorio que al nivel de la curvatura la hoja es más gruesa, concentrando todo el peso del metal en la zona curvada, asemejándose justamente al pico de los choroyes, como comúnmente se les llama en el sur de Chile a los loros de las montañas.
·       El Corvo Cacho de Cabra. (Zona Sur) Este Corvo es una versión más pequeña y liviana del Pico de Choroy, siendo un Corvo intermedio entre éste y el Uña de León. Una característica típica de los Corvos sureños son la tosquedad del mango, y el uso de cuero, madera, suela, hueso y cuerno en la confección de éste, y para los pomos y topes, es común el uso de acero y hierro reciclado de herramientas forestales y utensilios para el marcaje de ganado.
·       La Uña del Diablo o Pezuña del Diablo. (Zona Central) Es el Corvo delictual por definición, de origen netamente urbano; es éste el Corvo de los chinganeros. Su mayor característica es su pequeño tamaño y su hoja delgada pero extremadamente curva, lo que lo asemeja mucho a una hoz en miniatura. Este Corvo en particular se desarrolla bajo las primeras prohibiciones de porte de armas blancas impuestas en la colonia española y está confeccionado para estar oculto entre las ropas ya que, al contrario de los demás Corvos, éste fue creado para ser un arma blanca para llevar oculta, ideado para evadir a la justicia.
·       El Corvo militar Atacameño o militar Pico de Cóndor: Este modelo fue, hasta hace poco, el que se usaba en las tropas regulares del ejército de Chile. Su hoja tiene una curvatura de 45 grados y, comparado con el modelo tradicional, éste es un cuchillo mucho más robusto y táctico.

§  El Corvo Comando o militar Pico de Choroy.: Este fue el cuchillo oficial de la escuela de fuerzas especiales y paracaidistas del ejército de Chile, los boinas negras. Su hoja tiene una curvatura de 90 grados y la esgrima de Corvo que utiliza es levemente distinta de su símil Atacameño, debido principalmente al ángulo de curvatura de su hoja.

Los dos últimos cuchillos militares son ambos de acero con filo a ambos lados, con guarda de acero, una empuñadura preferentemente de plástico duro segrinado -aunque también existen modelos con empuñaduras de madera-, con un agujero por donde se pasa una lienza para sujetar el cuchillo a la muñeca, y rematan en un pomo oval de acero, pudiendo encontrarse la hoja en colores pavonado o acero brillante. Fueron sometidos a duras pruebas para probar su valía; una de dichas pruebas fue el cortar limpiamente un clavo de 4 pulgadas. Otra anécdota que se cuenta es que, cuando recién se había inventado la esgrima de Corvo, cierto militar probó su Corvo Comando con la esgrima recién aprendida contra un refrigerador desechado, pero en buen estado (de acuerdo a lo que se cuenta) el refrigerador quedó literalmente hecho tiras. Por último, es importante remarcar que, pese a estar basados en dos modelos ya existentes, los Corvos militares poseen importantes diferencias con respecto a sus pares tradicionales en cuanto a materiales, forma y características, razones por las cuales deben ser considerados como modelos únicos, con nombres propios dentro de la clasificación de Corvos.

Según Oreste Plath, los corvos se dividían o clasificaban en tres categorías:
·                Corvo de lujo, hecho de forma cuidadosa, con un mango hecho de varios anillos de bronce, hueso, madera o piedras,
·                Corvo popular, hecho de cualquier material, como herramientas,
·                Corvo historiado, que lleva incrustados en su hoja círculos de metal blanquecino o grabados con árboles de la muerte, ojos del ángel, cruces de Salomón, motivos de fuga contabilizado el número de muertos con el arma.

Bibliografía

El Corvo Chileno 2.0 [http://corvochileno.site40.net/]
Hernández M. , J.E. 2014. Diccionario enciclopédico de armas, Ver 1.1. Sanjal-Do.
Hernández M., J.E. 2014. Guía del cuchillo, Ver. 1.0. Sanjal-Do.
Plath, O. 1946. El lenguaje de los cuchillos. En: Baraja de Chile. Zig-Zag. Chile.

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